Federación de Enseñanza de CCOO | 18 abril 2024.

La Unesco advierte de que la ayuda total a la educación podría disminuir un 12% para 2022

    Con la pandemia por Covid-19 llegó el cierre de escuelas y, con ellas, el aumento del déficit anual de la educación en los países más pobres, hasta alcanzar los 200.000 millones de dólares anuales, según detalla el nuevo “Informe de Seguimiento de la Educación en el Mundo” de la Unesco. La situación es tan preocupante que Audrey Azoulay, directora general de este organismo, alerta de que “generaciones enteras están en riesgo, en particular los más vulnerables. Si bien la educación es claramente una víctima de la pandemia, también es la solución para la recuperación a largo plazo".

    07/09/2020.
    Copyright Unesco.

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    Para revertir la situación y poder alcancar el cuarto objetivo de desarrollo sostenible (ODS4) de garantizar una educación inclusiva y de calidad para todos para 2030, la Unesco pide invertir en programas de reinserción de estudiantes en un contexto en el que al menos 580 millones de estudiantes en países de ingresos bajos y medios no están en disposición de recibir educación a distancia, tal y como ponen de manifiesto los datos recabados por una encuesta realizada por la Unesco, Unicef y el Banco Mundial. "La educación a distancia ha aumentado las desigualdades y ha colocado a los estudiantes marginados en una desventaja aún mayor”, afirma David Edwards, secretario general de la Internacional de la Educación.

    Por su parte, Manos Antoninis, director del Informe de la Unesco, explica que “la incertidumbre sobre cuándo se reabrirán las escuelas se traduce en una menor participación y en una prolongada pérdida de aprendizaje, sobre todo para los niños más marginados. Sabemos, gracias a investigaciones anteriores, que los alumnos más pobres son los que menos probabilidades tienen de ponerse al día, lo que afectará a su futura capacidad de ganarse la vida”.

    Según la Unesco, la reducción del impacto de la Covid-19 en la educación de los niños y niñas requiere las siguientes medidas:

    - Los gobiernos de los países de ingresos bajos y medios bajos deben resistir la presión de recortar su presupuesto para la educación debido al difícil entorno fiscal. La inversión para las escuelas y los alumnos debe mantenerse, si no aumentarse. Los gobiernos deben también destinar una parte significativa de su presupuesto de educación a las regiones y escuelas más marginadas.

    - Del mismo modo, los donantes internacionales deben proteger su parte de la ayuda internacional al desarrollo destinada a la educación mundial y, además, utilizar una financiación equitativa para garantizar que el apoyo se dirija a los países y regiones con desigualdades crónicas. Sólo el 47% de la ayuda a la educación básica y secundaria se destina a los países de ingresos bajos y medios bajos, donde más se necesita.

    - Esta crisis sanitaria ha exacerbado el efecto de las desigualdades en las oportunidades de educación. Los países necesitarán financiación adicional para las respuestas a la Covid-19 que no estaban programadas anteriormente. Los donantes deben garantizar la flexibilidad necesaria para que los programas existentes puedan reestructurarse y reajustarse para ayudar a los países a garantizar que la Covid-19 sea sólo un revés temporal.

    - Los ministerios de educación y de protección social deben trabajar juntos y orientar sus políticas hacia los más desfavorecidos. Los programas de protección social, como las transferencias condicionadas de efectivo o las subvenciones para niños con un componente de educación, que tienen por objeto hacer frente a la pobreza, por ejemplo, con una dimensión de género, son particularmente importantes. Políticas como éstas asegurarán que menos niños abandonen la escuela.