Federación de Enseñanza de CCOO | 20 abril 2024.

A Pilar Moreno, esencia del sindicalismo de clase

  • Un texto de Antonio García Orejana, compañero y amigo.

Pilar comenzó su andadura sindical en los años de la transición democrática, cuando los sindicatos volvimos a ser libres y en las empresas de la enseñanza privada concertada se pudieron hacer elecciones sindicales en libertad relativa. (Nos tuvimos que presentar como UTEP, porque CCOO daba mucho miedo en los colegios religiosos).

20/02/2023.
Pilar Moreno (foto de archivo)

Pilar Moreno (foto de archivo)

Formó parte del Comité de Empresa del colegio Raimundo Lulio desde los principios del proceso democrático y participó, desde la base, de las movilizaciones que durante los años 1987 y 1988 se realizaron, tanto en la enseñanza privada como en la enseñanza pública, para dignificar nuestras condiciones laborales. 

Hizo un largo camino desde el colegio a las responsabilidades en la dirección sindical con un firme compromiso: la asamblea. La asamblea, el contacto directo con las personas de los centros de enseñanza privada, fue su razón de ser. Cuando llegue a los centros esta breve reseña, habrá cientos de personas trabajadoras que recuerden su cara siempre alegre, su espíritu optimista, sus ganas de recoger propuestas y su disposición a la consulta a la hora de tomar las decisiones.

Pilar fue una mujer comprometida con el sindicalismo de clase. Primero en su centro de trabajo, y después en la movilización y en la negociación. El compromiso sindical siempre es difícil, pero en la pequeña empresa y en la enseñanza privada lo es aún más. La cercanía y el paternalismo empresarial, en aquellos tiempos tan pegados a la dictadura, convertían a quien defendía sus derechos laborales en un enemigo de la empresa. Más aún si la empresa era religiosa y los derechos que se defendían eran los de equipararse con la enseñanza pública.

Pilar estuvo en la movilización y en la negociación, pero siempre en los sectores más difíciles, en los menos sindicalizados: las academias, las escuelas infantiles, las autoescuelas, la educación especial…, la solidaridad es la esencia del sindicalismo de clase y ella lo practicaba con el ejemplo.

Concluyó su etapa de responsabilidad sindical en la Comunidad Autónoma de Castilla y León. Fue viajera infatigable por los centros de enseñanza privada de una Comunidad extensa y de escasa implantación sindical. Y otra vez las dificultades sindicales aumentaban, la extensión de la Comunidad Autónoma le obligaba a hacer una gran cantidad de kilómetros en su pretensión de llegar a todos los centros y a todos los sectores de la enseñanza privada. La Educación Especial volvió a ser uno de sus objetivos fundamentales y la visita a los centros de trabajo, su prioridad. Tuve la suerte de compartir con ella alguna de estas asambleas y sé de primera mano el prestigio y la simpatía que despertaba en el sector.

Como buena sindicalista volvió a sus orígenes: a su centro de trabajo. Y allí volvió a encontrarse con nuevos alumnos y a recoger el cariño de los antiguos, aquellos que enseñó en sus primeros años y que ahora desde sus puestos de trabajo aún la recuerdan. 

Gracias Pilar, porque junto a esos cientos de miles de delegados y delegadas sindicales que forman nuestros comités de empresa y al conjunto de afiliados y afiliadas de nuestro sindicato, has pasado a formar parte de nuestra cultura sindical. Una cultura que ahora quieren destruir, porque para los intereses del mercado lo mejor es tener personas con la mayor dosis de analfabetismo social posible: personas que no sepan defender sus derechos.

De Pilar y de todos esos sindicalistas anónimos que no han ocupado nunca un hueco destacado en los medios de comunicación debemos aprender algunas cosas. Lo primero, que la lucha sindical es constante, que las dificultades siempre son las mismas, y que los derechos conquistados si no se defienden se pierden. Y lo segundo, que quienes en la actualidad gozamos de una pensión relativamente digna en el sector de la enseñanza podemos dar fe de que es consecuencia de las luchas sindicales de los años 87 y 88 en la enseñanza privada y, sobre todo, en la enseñanza pública, sin olvidarnos de la huelga general del 14D. Las luchas del sindicalismo de clase tienen esas consecuencias solidarias: los logros de un sector repercuten positivamente en otros y sus beneficios se extienden hasta la vejez.

Gracias Pilar por ser consciente del “yo solo no puedo” la esencia del sindicalismo de clase, de la solidaridad y del compromiso, frente al “yo me lo resuelvo todo” que es la constatación del analfabetismo sindical y del egoísmo.

Pilar Moreno nos dejó un día soleado de invierno. Estarás siempre en nuestro recuerdo.